jueves, 8 de septiembre de 2016

-Perdón.
-Tranquilo
-Es que mis brazos son un poco torpe a veces.
-Sí, los míos suelen serlo también.

...

-Sobre todo cuando estoy nervioso.
Me quito los audífonos.
-¿Cómo?
-Sobre todo cuando estoy nervioso.
-¿Cuándo estás nervioso, qué?
Se ríe. Y mi torpeza me hace reír, también.
-Es que soy muy lenta, y estoy muy distraída.
-Sí.Eso he notado.
-No nos conocemos.
-Pero te he visto por las mesas al frente del 6.
-Ah, bueno. Pero no nos conocemos.
-No. Pero siempre mantenés la mirada perdida.
-Sí, es el déficit de atención.
-Yo creí que te preocupaba algo.
-¿Por qué?
-Porque mantenés con cara de preocupación.
-Mhmm, perdón.
No sabía ni siquiera por qué me disculpaba. Estaba mareada.

...

-¿Qué te preocupa?
-Nada.
-Pues que suerte la que tenés entonces, que nada te preocupa.
-Bueno, sí. Obvio que algo me preocupa. A todos nos preocupa algo. Pero no es algo que una va corriendo y diciendo a voces.
-Sí, tenés razón.

...

-Es que tu cara a veces se siente triste.
-Hace mucho que no me decían eso.

...

-Aquí me bajo. Que te vaya bien.
No le respondo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario