martes, 29 de marzo de 2016

Pero sobre todo, vive.

Sacúdete.
Es un trabajo difícil -a veces- insoportable.
vive esos gestos en tu rostro que señalan tu desagrado.
Camina descalzo, sintiendo cada paso, desnuda tus pies al mundo.
Siente esas pieles cargadas de caricias, inundadas de deseo, de sed por placer, pero repleto de ansias que avivan el antojo.
Galopa en el mundo, con la misma fuerza que lo haces en el lecho.
Golpea hondo.
Calma cada gana.
Hastía ese dolor que te recuerda que estás vivo.
Desocupa tu mar desatando una oleada de lágrimas.
Saborea cada trozo de piel. Desgasta el cuello y los ojos.
Relame cada luz que se esconde y toda oscuridad que se impone.
Arrópate en la madrugada con un desconocido.
Padece de cada culpa.
Arrepiéntete a cada paso que te alejas.
Sufre las sonrisas que no duran para toda la vida.
Soporta las personas que son inevitablemente despedida.

Estimula eso que te hace vivir, conmueve tu alma:
leyendo orgasmos,
escribiendo cada pálpito,
pintando eternidades,
bailando cada derrota,
tocando corazones,
animando cada ser,

Muriendo en cada instante.